Jesucristo le dio 12 promesas a Santa Margarita María de Alacoque para quienes veneraran el Sagrado Corazón de Jesús, entre ellos, que no les faltará la gracia de la penitencia final.
Por esa última promesa, lo agrego en las oraciones para los difuntos, pues es de suma importancia prepararnos en esta vida para el momento de nuestra muerte:
Promesas del Sagrado Corazón
- Les daré todas las gracias necesarias en su estado de vida.
- Estableceré la paz en sus hogares.
- Los consolaré en todas sus aflicciones.
- Seré su refugio en su vida y sobre todo en la muerte.
- Bendeciré grandemente todas sus empresas.
- Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
- Las almas tibias crecerán en fervor.
- Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección.
- Bendeciré el hogar o sitio donde esté expuesto Mi Corazón y sea honrado.
- Daré a los sacerdotes el don de tocar a los corazones más empedernidos.
- Los que propaguen esta devoción, tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y de Él nunca serán borrados.
- Nueve primeros viernes: Yo les prometo, en el exceso de la infinita misericordia de mi Corazón, que Mi amor todopoderoso le concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final; no morirán, en desgracia ni sin recibir los sacramentos; Mi divino Corazón será su refugio seguro en este último momento.
Condiciones para alcanzar la promesas del Sagrado Corazón
- Recibir la Sagrada Eucaristía, con la debida disposición (en estado de gracia), durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva (sin ninguna interrupción).
- Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
- Ofrecer cada Sagrada Eucaristía como acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Oración de ofrecimiento al Sagrado Corazón de Jesús
Corazón amoroso de Jesús Sacramentado, propongo con tu gracia, hacer la confesión y la comunión de los primeros viernes, para dar gloria, amor y reparación a tu Divino Corazón herido y lastimado por mis pecados. Pido a la Santísima Virgen María me acompañe cuando me acerque a recibirte.
Jesús mío, te doy mi corazón, te consagro toda mi vida, en tus manos pongo la eterna suerte de mi alma y te pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más grande de tus promesas, a fin de tener la dicha de verte y gozar en el cielo. Amén.