El Salmo 35 católico fue extraído de la Liturgia de las Horas, aprobada por la Conferencia Episcopal Mexicana, también conocido por ser un salmo de protección y confianza en Dios:
Salmo 35 Biblia católica
Pelea, Señor, contra los que me atacan,
guerrea contra los que me hacen guerra;
empuña el escudo y la adarga,
levántate y ven en mi auxilio;
di a mi alma:
«yo soy tu victoria».
Queden cubiertos de confusión
y de vergüenza los que atentan
contra mi vida.
Sean puestos en fuga
y en desorden los que maquinan contra mi.
Vengan a ser como el polvo
que arrebata el viento;
estréchelos el Ángel del Señor.
Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
y el Ángel del Señor vaya persiguiéndolos,
ya que sin causa me armaron
ocultamente el lazo de muerte
y ultrajaron injustamente mi alma.
Caiga en un lazo impensado,
caiga en la trampa que él puso en celada,
y quede cogido en su mismo lazo.
Y yo me alegraré con el Señor,
gozando de su victoria;
todo mi ser proclamará:
«Señor, ¿Quién como tú,
que defiendes al débil del poderoso,
al pobre y humilde del explotador?»
Se presentaban testigos violentos:
me acusaban de cosas que ni sabía,
me pagaban mal por bien,
dejándome desamparado.
Yo, en cambio, cuando estaban enfermos,
me vestía de saco,
me mortificaba con ayunos
y desde dentro repetía mi oración.
Como por un amigo o por un hermano,
andaba triste;
cabizbajo y sombrío,
como quien llora a su madre.
Pero, cuando yo tropecé, se alegraron,
se juntaron contra mí
y me golpearon por sorpresa;
me laceraban sin cesar.
Cruelmente se burlaban de mí,
rechinando los dientes de odio.
Señor, ¿Cuándo vas a mirarlo?
Defiende mi vida de los que rugen,
mi único bien, de los leones,
y te daré gracias en la gran asamblea,
te alabaré entre la multitud del pueblo.
Que no canten victoria mis enemigos traidores,
que no hagan guiños a mi costa
los que me odian sin razón.
Pues conmigo hablaban palabras de paz,
mas en medio de su indignación,
fija en tierra su cista,
trazaban engaños.
Abrían contra mí tanta boca,
diciendo: Nuestros ojos lo han visto.
Señor, tú lo has visto, no te calles,
Señor, no te quedes a distancia;
despierta, levántate, Dios mío,
Señor mío, defiende mi causa.
No digan en sus corazones:
«Alegrémonos, hemos logrado nuestro deseo.
Lo hemos devorado»
Queden, todos ellos llenos de confusión y vergüenza.
los que se congratulan por mis males.
Cubiertos sean de ignominia
y sonrojados los que se jactan contra mi.
Que canten y se alegren
los que desean mi victoria,
que repitan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean la paz a tu siervo.
Mi lengua anunciará tu justicia,
todos los días te alabaré.
Salmo 35 Implora el socorro de Dios
Un lamento de una persona traicionada por amigos.
El salmista ora para que los malhechores sean expuestos públicamente como injustos ( Sal 35: 1 – 8 ), y da gracias en anticipación a la vindicación ( Sal 35: 9 – 10 ).
Los viejos amigos son los enemigos ( Sal 35:11 – 16 ). ¡Que su castigo llegue pronto ( Salmo 35:17 – 21 )! La última parte ( Sal 35:22 – 26) se hace eco de la apertura al orar por la destrucción de los perseguidores del salmista.
El Salmo puede parecer vengativo, pero uno debe tener en cuenta que el salmista está orando ahora por una reparación pública de una injusticia pública. En este momento no se cree en una vida futura en la que la justicia sea reparada.
La mezcla de imágenes judiciales, marciales y de caza muestra que el lenguaje es figurativo. La injusticia real es falsa acusación de delitos graves ( Salmo 35:11 , 15 , 20 – 21 de ). El salmista busca el honor perdido a través de una prueba ante Dios.
Salmo 35 (34) para qué es
Se reunieron… y se pusieron de acuerdo para detener a Jesús con engaño y matarlo (Mt 26, 34).
¿Cuántas veces nos hemos encontrado con gente que nos quiere hacer daño y, sin embargo, son personas cercanas a nosotros?
Este salmo, más que recordar el hecho de venganza, nos debe incitar a la confianza en Dios, que nos guarda y nos protege. Reza este salmo para pedir por esas personas que nos quieren dañar o hacer algún mal.