Asamblea, en general, se llama a un grupo de personas que se reúnen para desarrollar una actividad concreta y específica.
La finalidad que a la asamblea se le asigne determinará su carácter. El grupo de personas que se reúne para organizar un campeonato de fútbol será una asamblea deportiva.
La asamblea litúrgica es la reunión de los cristianos que, convocados por su fe en el Señor, se reúnen para la celebración de la liturgia.
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¿Cuáles son las características propias de la asamblea litúrgica?
La asamblea litúrgica celebra el doble encuentro: de los cristianos entre sí y de éstos con Dios. Y esta señalada por las siguientes notas:
Es convocada por Dios la asamblea litúrgica
Cada cristiano que participa en la Liturgia, ya ha sentido interiormente el llamado del Señor.
Pueden darse circunstancias externas que animen al fiel a la celebración como pueden ser: la invitación de un amigo, la costumbre de participar, sentir un impulso, etc.
Con una mirada de fe, es Dios mismo quien tiene la iniciativa.
De esta manera, también es como encontramos la presencia y acción del Espíritu del Resucitado, cumpliendo la promesa que nos dice:
Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos
Mt 18,29; SC, 7
La asamblea litúrgica es instruida por la Palabra
La Palabra se presenta viva por su proclamación en la Liturgia. Es la misma voz del Señor que trasmite su mensaje a la asamblea, por medio de la participación de la misma asamblea.
Por medio de esta se actualiza las maravillas del Señor, realizadas en la historia de la salvación. El Espíritu de Jesús Resucitado sigue haciendo las mismas maravillas a favor de sus fieles.
Cuando el lector proclama la Palabra, la Palabra se hace viva, eficaz y actual para la asamblea que participa.
La asamblea es interpelada, conmovida, confrontada, animada y «sacramentalizada» por la Palabra.
Un vicio común dentro de los templos es la compra del misal mensual (Por poner un ejemplo) en donde varias personas se toman la libertad de leerlo cuando se esta proclamando la palabra.
Lo correcto deberá ser estudiar la palabra antes de la celebración y poner atención cuando Dios mismo nos esta hablando… ¿O acaso te pones a leer cuando una personas te esta hablando? Esto denota falta de importancia.
Otro aspecto es en los lectores que dicen: «Lectura del …» la palabra lectura solo esta redundando la acción misma que se esta haciendo.
Actualiza el misterio pascual
La asamblea litúrgica celebra el misterio pascual, en virtud de su sacerdocio bautismal. No es solamente un sujeto receptivo de la salvación que la Liturgia trasmite desde Jesús Resucitado.
La asamblea pone toda su capacidad oferente para celebrar la acción litúrgica.
Su aportación es diferente a la del sacerdote ministerial pero, la presencia y la actuación consciente de la asamblea, son necesarias para la mejor celebración.
Por esa razón se deben corregir expresiones deformadas como «Voy a misa», en cuyo caso lo correcto debe ser: «Voy a celebrar la misa» Pues toda la asamblea de fieles es celebrante de la Liturgia.
Es pregonera y misionera
Celebrado el misterio pascual en la Liturgia, la Iglesia envía a los fueles para que den testimonio, de palabra y de obra, de la experiencia vivida, del encuentro con el Señor y con los hermanos.
Hemos visto al Señor
Jn 20, 25
Vayan paz. Son las palabras de envío a la misión, a la evangelización que el presidente dirige a la asamblea.
Funciones de la asamblea liturgica
La asamblea litúrgica realiza y cumple las siguientes funciones:
- Conmemorativa: hace memoria y actualiza el misterio pascual;
- Demostrativa: Celebra en nombre de la Iglesia y manifiesta el ser y la misión de la Iglesia;
- Escatológica: Anuncia y prepara al pueblo cristiano para la definitiva glorificación total;
- Comprometida: La celebración es el momento de la oblación personal y comunitaria como la mejor ofrenda que se ofrece al Señor en la Liturgia para vivirla permanentemente en la vida
- Participativa: la asamblea es la celebrante por su sacerdocio bautismal. ✠
Se ofrezcan como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Éste debe ser su auténtico culto
Rm 12, 1
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