Al hablar de los ministerios de la Sagrada Escritura conviene hacer tres apartados: en tiempo de Cristo, en tiempo de los Apóstoles después de la muerte de Cristo y en el tiempo después de la muerte de los Apóstoles.
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Ministerios laicales en tiempo de Cristo
En tiempo de cristo, el Señor asocia a los hombres a su misión:
«Venid conmigo y yo os haré pescadores de hombres» (Mt 4, 19)
Consta que Jesús fue acompañado de diversos grupos colaboradores y entre ellos escogió a quienes habían de ser sus compañeros para que, después fueran enviados a expulsar demonios.
Antes del grupo de los doce (Mc 3.13ss), aparece un grupo numeroso por discípulos (Mc 2,15. 18.23, 79) de entre los cuales escogió a aquellos.
Aparece otro grupo que se movían entorno a él (Mc 4, 10).
Hay un grupo numeroso de misioneros (los 72 discípulos) designados por Jesús para una misión especial (Lc 10, 1-20).
También un grupo de mujeres que acompañan a Jesús y lo sirven (Lc 8, 2-3).
En el tiempo de los Apóstoles
Cuando hablamos del tiempo de los Apóstoles, nos referimos al tiempo después de la muerte de Cristo y vamos a ver esto.
En ésta época hay en la Iglesia proliferación de servidores, variedad de nombres y ministerios no bien identificados además de los Apóstoles (1 Cor 15, 5-8) (Flp 2, 25)
Entre estos se distingue San Pablo que como él mismo afirma, es apóstol no por parte de los hombres, sino por mediación en Jesús y Dios Padre.
Por el reclamo de un mejor servicio, los 12 crean los 7 diáconos; pues las comunidades se habían desarrollado demasiado (Hch 6, 2-6).
Más tardes aparecen en las comunidades judeo-cristianas la institución de los presbíteros o ancianos (Hch 14, 23; 15, 2-4), pero dependiendo de los Apóstoles y luego en las comunidades pagano-cristianas aparecen los episcopios y diáconos (inspectores y ministros) quienes tienen a veces las mismas funciones que los presbíteros o profetas y doctores y aparecen después de los jefes y pastores, profetas y maestros (1 Cor 12, 28)
Hay, pues, una serie de ministerios post-apostólicos, de carácter carismático que cuando se estabilizan se convierten en ejercicios comunitarios bajo la autoridad de la jerarquía.
«Existen carismas diversos, pero un mismo Espíritu; existen ministerios diversos, pero un mismo Señor; existen actividades diversas, pero un mismo Dios que ejecuta todo en todos» (1 Cor 12 4-6ss)
Ministerios en la época patrística
En los dos primeros siglos no se definen con claridad los diversos servicios en la Iglesia. Las comunidades primitivas no están muy conformes con el uso de los ministerios, pero no hay una ruptura entre ellas.
Toda la Iglesia y toda la comunidad eclesial particular es misionera.
En el siglo III ya está bien claro el ministerio tripartito de la comunidad: de culto, de predicación y de caridad. Aquí ya declara la distinción de ministerios ordenados o clericales: diáconos, presbíteros y obispos.
De ministerios laicales institucionalizados: lectores, acólitos, etc., siempre bajo el mandato de la jerarquía.
Ministerios instituidos en el derecho canónico
Antes que apareciera el código de 1917 no había una noción clara positiva del laico; pues este era un fiel bautizado que no estaba consagrado a los divinos misterios, la eclesiología de entonces se expresaba como jerarquía constitutivo de la Iglesia y los laicos un sostén de la misma; pero en el nuevo código se nos habla en forma más profunda del laico.
- Canon 204 párrafo 1: La Iglesia o pueblo de Idos son los fieles cristianos que incorporados a Cristo por el bautismo, se integran al pueblo de Dios…, cada uno su propia condición, son llamadas a desempeñar la misión que Dios encomendó a la Iglesia en el mundo…
- Canon 207 § 1. Por institución divina, entre los fieles hay en la Iglesia ministros sagrados, que en el derecho se denominan también clérigos; los demás se denominan laicos.
§ 2. En estos dos grupos hay fieles que, por la profesión de los consejos evangélicos mediante votos u otros vínculos sagrados, reconocidos y sancionados por la Iglesia, se consagran a Dios según la manera peculiar que les es propia y contribuyen a la misión salvífica de la Iglesia; su estado, aunque no afecta a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo, a la vida y santidad de la misma. - Del canon 224 al 231 especifica los deberes y derechos de los laicos o seglares comprometidos a los cuales corresponde, , por vocación propia tratas de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenados según Dios.
- Definición de Laico: (Cánones 204, 207, 1008, 573 y 225) Un buen laico es fiel cristiano que, sin estar consagrado por el Sacramento del Orden, ha de apacentar a la Iglesia de Dios y, sin profesar institucionalmente los consejos evangélicos, ejerce en el mundo y desde el mundo la misión salvífica de la Iglesia en la que está comprometido, por estar comprometido con Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey desde su bautizo, impregnando especialmente del espíritu evangélico, en orden de las cosas temporales y las tareas seculares, en cuyo ejercicio y realización da testimonio de Cristo.