Lo más importante cuando hacemos una oración, es tener fe por lo que estamos solicitando. A pesar de lo que suceda, siempre ora con más constancia, pero también con la confianza de que Dios te escucha.
¿Cómo se bendice a los hijos?
En ocasiones solemos creer que mientras más palabras tenga una oración, mayor «efecto» tendrá nuestra bendición, pero recuerda que en la Biblia, las oraciones más concretas han tenido resultados, como la oración de la hemorroisa o del centurión que le mando a decir a Jesús: «Una palabra tuya bastará para que mi criado quede curado» Mateo 8, 8.
Lo que sí es importante, es la fe con lo que rezas, por eso, para bendecir a nuestros hijos basta con la tradición que han tenido nuestros ancestros:
Parate frente a tu hijo y mientras dices lo siguiente, traza la cruz sobre su cuerpo como te persignas normalmente (La palabra correcta es como te «Santiguas»)
- El Señor te bendiga y te guarde en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
- Finalmente, dale un beso en la frente para sellar esta bendición.
Cómo se debe orar por los hijos adultos en malos pasos
Lo primero que debes comprender, es que un hijo, sin importar la edad, seguirá siendo tu hijo, pero es que además, tener una madre o padre que pide por nosotros antes Dios con fe, es maravilloso.
Te recomiendo que reces por ese hijo como si siguiera siendo un pequeño niño, pues ante los ojos de Dios, que es infinito, somos sus pequeños niños.
Aquí te dejo una oración para pedir por su conversión y rectitud de camino:
Señor, Refugio mío, vengo a Ti suplicando que intervengas en la vida de mi hijo. Hemos estado separados el uno del otro durante bastante tiempo, y me preocupa la dirección que está tomando. Señor, lo que sea que esté buscando, sé que no lo encontrará hasta que encuentre descanso en Ti. Entrégalo al mundo, para que sea quebrantado y vuelva a ti. Así como trajiste al hijo pródigo a casa, haz lo mismo con el mío. Señor, en tu misericordia, escúchame. Amén.
Oración de un padre para saber cuidar a sus hijos
La siguiente oración marca lo maravilloso que es pedir humildad de un padre para saber cómo educar y cuidar a su hijo.
Oh Dios, Padre de la humanidad, que me has dado estos hijos míos y los has encomendado para que los críe para ti y los prepare para la vida eterna: ayúdame con tu gracia celestial, para que pueda ser capaz de cumplir con este deber y mayordomía más sagrados. Enséñame tanto qué dar como qué retener; cuándo reprender y cuándo abstenerse; hazme suave, pero firme; considerado y atento; y líbrame igualmente de la debilidad de la indulgencia y del exceso de severidad; y concede que, tanto con la palabra como con el ejemplo, pueda tener cuidado de guiarlos por los caminos de la sabiduría y la verdadera piedad, de modo que al fin pueda, con ellos, ser admitido a las inefables alegrías de nuestro verdadero hogar en el cielo, en la compañía de los benditos ángeles y santos. Amén.
Oración para protección de los hijos
Aunque más adelante veremos un salmo, aquí comparto una oración que pueden hacer a diario con fe para pedir la protección por nuestros hijos:
Oh Padre Celestial, te encomiendo a mis hijos. Sé tú su Dios y Padre; y misericordiosamente suplir todo lo que me falte por debilidad o negligencia. Fortalécelos para vencer las corrupciones del mundo, para resistir todas las solicitudes al mal, ya sea desde adentro o desde afuera; y líbralos de los lazos secretos del enemigo. Derrama tu gracia en sus corazones, y confirma y multiplica en ellos los dones de tu Santo Espíritu, para que cada día crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; y así, sirviéndote fielmente aquí, puede llegar a regocijarse en tu presencia en el más allá.
Salmo de protección para los hijos
El salmo 91(90) es conocido por muchos como el salmo de protección. Es muy hermoso orar este salmo a tus hijos, porque tú, como padre o madre, tomas prestada la voz del salmista y le dices a tu hijo las siguientes palabras hermosas:
Tú, que habitas al amparo del altísimo y te hospedas a la sombra del Omnipotente, di al Señor, "Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, en ti confío" Que él te librará de la red del cazadores, de la peste funesta: te cubrirá con sus plumas, te refugiarás bajo sus alas: su brazo es escudo y armadura. No temerás el espanto nocturno, ni la saeta que vuela de día, ni la peste que se desliza en tinieblas, ni la epidemia que hace estrago a mediodía. Caerán tu lado mil y diez mil a tu derecha, a ti no te alcanzarán (porque su brazo es escudo y armadura). Nada más mirar con tus ojos, verás la paga de los malvados. Porque hiciste del Señor tu refugio, tomaste al Altísimo por morada. No se te acercará la desgracia ni la plaga llegará hasta tu tienda; porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Te llevarán en sus palmas para que tu pie no tropiece en la piedra. Caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros y dragones. Porque me quiere, lo pondré a salvo, lo pondré en alto porque conoce mi nombre. Cuando me llame le responderé, estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo honraré. Lo saciaré de largos días y lo haré gozar de mi salvación.