Renovación de las promesas sacerdotales
Trinidad adorable, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro por cuanto eres, por las obras de la creación, por la Iglesia y por el divino Sacerdocio; Tú eres el fin de todas sus funciones; Tú eres la consagración y la santificación de los sacerdotes de tu Iglesia.
Por comunicación de tu admirable paternidad, Padre Santo, han sido constituidos padres de los hijos de la luz; por participación de tu sacerdocio, Señor Jesucristo, son santificadores para gloria del Altísimo; por efusión especial de tu santidad infinita, Espíritu Santo, son los santificadores de los hombres. En ellos y por ellos, te haces visible en la tierra ejecutando obras que sólo pertenecen a tu obra, a tu poder y a tu bondad.
Te doy gracias, Dios mío, porque me has escogido, por tu sola misericordia, para ejercer el sacerdocio y destinarme así al ministerio de la salvación. Te pido perdón y me arrepiento de corazón de las faltas y negligencias cometidas en el ejercicio del sacerdocio; Te ofrezco en satisfacción la pasión, muerte y resurrección de tú Hijo Jesucristo, Sumo Sacerdote, y el honor que te rinden el mismo Jesús, María Santísima y todos los sacerdotes que han servido y sirven en tu Iglesia.
Prometo con tu gracia, llevar en adelante una vida conforme a la santidad de mi vocación y por ello renuevo ahora la profesión que hiciste cuando fui ordenado sacerdote. Prometo renunciar enteramente y por siempre al pecado, al mundo y a mí mismo; unido al amor por el que quisiste escogerme para consagrarme por la unción sacerdotal. Te escojo de nuevo hoy, como mi herencia, mi tesoro y mi todo: «El Señor es la porción de mi herencia, mi suerte está en tu mano».
Como Tú eres para mí, sea yo para ti; que mi corazón descanse en Ti como en su tesoro; que mi vida sea empleada y consagrada a tu gloria; que ponga mi alegría en desempeñar santamente, por amor tuyo, todas las funciones sacerdotales y en seguir en todo momento tu adorable voluntad.
Virgen Santa, Madre del Soberano Sacerdote, Santos Apóstoles y sacerdotes, os suplico que me asociéis ante Dios y me ofrezcáis al Sumo Sacerdote Jesucristo; que le pidáis perdón por mis ingratitudes y le supliquéis me haga participe del espíritu y de las disposiciones con las cuales ejerció su Sacerdocio; que me comunique humildad, paciencia, bondad y caridad apostólica para llevar a cabo el ministerio de santificación que me ha confiado.
Amén