Señor, Tú me llamaste
Señor, tú me llamaste para ser instrumento de tu gracia, para anunciar la Buena Nueva, para sanar las almas. Instrumento de paz y de justicia, pregonero de todas tus palabras, agua para calmar la sed hiriente, mano que bendice y que ama.
Señor, tú me llamaste para curar los corazones heridos, para gritar en medio de las plazas, que el amor está vivo, para sacar del sueño a los que duermen y liberar al cautivo, soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que quieras conmigo.
Señor, tú me llamaste para salvar al mundo ya cansado para amar a los hombres que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras y aliviar la miseria y el pecado; hacer temblar las piedras y ahuyentar los lobos del rebaño.
Amén