Novena a San Acacio de Bizancio

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San Acacio es el patrón para solicitar su interseción por los dolores de cabeza y migrañas. San Acacio es uno de los catorce santos auxiliadores.

Novenario a san acacio
Novenario a san acacio

👉 Fiesta patronal de San Blas: 8 de mayo
🙏 ¿Cuándo inicia la Novena?: 29 de abril, se puede rezar siempre que se quiera pedir su intercesión sin importar la fecha.
Grado de celebración católica: Memoria

Recuerda siempre rezar con fe y agradecimiento.

Inicio de oración para Novena a san Acacio, santo auxiliador

† En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto Penitencial (Yo pecador)

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión;
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, 
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

Oración inicial a san Acacio Mártir

Dios nuestro, que tu Iglesia se alegre confiada
en la protección del mártir san Acacio,
y por su intercesión permanezca fiel en tu servicio
y se consolide en la paz verdadera.

Por Jesucritso nuestro Señor, Amén.

Después la oración de novena a san Acacio

Día 1 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 2 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 3 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 4 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 5 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 6 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 7 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 8 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

Día 9 de la novena a san Acacio

Valiente mártir de Cristo, San Acacio,
que predicaste a Cristo fielmente
ante reyes y jueces,
y obtuviste la victoria sobre los enemigos de Dios:

Ayúdame a través de tu poderosa intercesión
para resistir y obtener la victoria
sobre todos los enemigos de mi salvación,
sobre el mundo y sus atractivos,
sobre las tentaciones de Satanás
y sobre el dolor que pueda atenazar mi cuerpo.

Recurro hoy a ti y te pido alivio
del sufrimiento que causan
los dolores físicos y espirituales.

Alivia la tensión en los músculos,
vasos sanguíneos y nervios de todo mi cuerpo.
Libera la paz en mi cuerpo
y consigue que pueda descansar y recuperarme.

Cura mis dolores de cuerpo y alma ahora
pues aunque mis dolores no son insoportables
me desgastan y causan sufrimiento.

San Acacio, glorioso santo,
tengo una fe inmensa fe en tu poder intercesor ante el Padre sanador,
y por interceder en el alivio de mi sufrimiento te doy gracias.

¡Ruego por mi sanación en el nombre de Jesús!

¡Que por tu intercesión me bañe, me limpie y me cure!

¡Renueva mi cuerpo y lléname de energía!

Rezo también para que estos dolores de cuerpo y espíritu nunca me impidan amar a los demás.

¡Protege mi alma y cuerpo vulnerable
de las cosas en este mundo que me amenazan!

Oh Dios, que nos alegras
con el recuerdo de tus benditos mártires,
Acacio y sus compañeros;
Te ruego que me inflames con el ejemplo
de aquellos por cuyos méritos nos alegramos.
A través de Cristo nuestro Señor.

Amén

¿Quién es San Acacio?

San Acacio de Bizancio, soldado y mártir, es un ejemplo de fe inquebrantable y valentía frente a la adversidad. Su historia, que data del siglo IV, nos inspira a mantenernos firmes en nuestras convicciones incluso en los momentos más difíciles.

San Acacio nació en Capadocia (actual Turquía) hacia finales del siglo III. Se unió al ejército imperial romano y llegó a ser centurión, un puesto de gran responsabilidad y liderazgo.

Vida de San Acacio

Si bien no se conoce con exactitud cuándo se convirtió al cristianismo, se cree que fue durante su servicio militar. En ese entonces, el cristianismo era una religión perseguida por el Imperio romano.

En el año 303, bajo el mandato del emperador Diocleciano, se desató una de las persecuciones más crueles contra los cristianos. San Acacio, al ser cristiano, fue arrestado por el tribuno Firmo y el procónsul Bibiano.

San Acacio, uno de los catorce santos auxiliadores

A pesar de las torturas y pruebas a las que fue sometido, San Acacio se mantuvo firme en su fe cristiana. Se negó a renunciar a sus creencias y a ofrecer sacrificios a los dioses romanos.

Ante su inquebrantable fe, San Acacio fue condenado a muerte por decapitación. Su martirio se llevó a cabo en Bizancio (actual Estambul) alrededor del año 304.

San Acacio es considerado uno de los 14 Santos Auxiliadores y un santo militar. Su fiesta se celebra el 8 de mayo. Es patrono de los soldados, protector en situaciones de miedo mortal o desesperadas, y se le invoca para tener fortaleza ante las dudas y contra el dolor de cabeza.

La vida de San Acacio nos invita a reflexionar sobre la importancia de la fe y la valentía. Su ejemplo nos enseña que, incluso en las circunstancias más difíciles, podemos mantenernos firmes en nuestras convicciones y defender nuestros valores.




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