A continuación veremos las funciones del lector en la misa y otros tipos de lectores que se presentan.
Este es el cuarto tema de nuestro curso básico para lectores, puedes ver todas las entradas dando clic aquí.
Actividad en concreto del Lector
El lector ha sido instituido (o asignado) para hacer las lecturas de la Sagrada Escritura, excepto el Evangelio.
Pueden también proponer las intenciones de la Oración Universal y, cunado falta el salmista, decir el salmo entre las lecturas.
En la Celebración Eucarística, el lector tiene un puesto propio reservado a él.
Para que los fieles lleguen a adquirir una estima viva de la Sagrada Escritura, por la audición de las lecturas divinas, es necesario que los lectores que desempeñan este ministerios, sean realmente aptos y estén diligentemente preparados.
En los ritos iniciales
Cuando se dirigen al altar y no hay Diácono, el lector puede llevar el libro de los Evangelios y, en ésta ocasión, camina delante del Sacerdote. En los demás casos va con los otros ministros.
[Mira aquí el orden de la procesión de entrada]
Cuando llegan al altar, hacen la debida reverencia junto con el Sacerdote, se acerca al altar, coloca encima de él el libro de los Evangelios y pasa a ocupar su lugar asignado.
En la Liturgia de la Palabra
En la Liturgia de la palabra lee desde el ambón las lecturas que preceden al Evangelio.
Cuando no hay canto o salmista, puede decir el salmo que sigue a la primera lectura. Después de que el Sacerdote, si no hay diácono, ha hecho la invitación a orar, el lector puede anunciar las intenciones para la Oración Universal.
Puede recitar las antífonas de entrada y de antes de la comunión cuando no hay coro.
El salmista
Le corresponde al salmista la parte del salmo o de algún otro canto bíblico que se encuentre entre las lecturas.
Para cumplir bien este oficio, es necesario que el salmista sea dueño del arte del canto y tenga claridad en la pronunciación.
El comentarista o monitor
El comentarista hace la explicación y da avisos a los fieles para que se preparen a la celebración y da la explicación previa a cada lectura.
A él le corresponde dar los avisos a los fieles para que se preparen a la celebración y la comprendan mejor.
Conviene que lleve bien preparados sus comentarios, con la sobriedad que los haga asimilables.
En el cumplimiento de su oficio el comentarista ocupa un lugar adecuado entre los fieles, pero no es muy conveniente que suba al ambón.
Si están presentes muchos que pueden ejercitar el mismo ministerio, nada impide el que se distribuyan entre sí las diversas partes del mismo. Si para la Misa con el pueblo no existe más que un solo ayudante, éste puede ejercitar los diversos oficios.
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