Oración del Seminarista
Espíritu Santo, que preparaste el corazón de Jesús desde el primer latido de su existencia sacerdotal.
Me pongo en tus manos para que modeles mis sentimientos, mis anhelos y todas mis aspiraciones. Que mi vida día a día, bajo tu transformante acción, vaya identificándose más y más con el misterio de Cristo Sacerdote y Víctima, que se ofreció en alabanza al Padre y en abnegación total a favor de sus hermanos.
Concédeme ser dócil a mis superiores, responsable en el cumplimiento de mi deber y que, a imitación de la Virgen María, mi existencia sea una continua y generosa entrega a tus divinos designios. «Oh buen Jesús haz que sea un Sacerdote según tu corazón».
Amén