Oración por la santificación de los sacerdotes
Ven oh Espíritu Santo, y da a los sacerdotes, dispensadores de los misterios de Dios, un corazón nuevo que actualice toda su educación y toda su preparación, que los hagas conscientes, cual sorprendente revelación del sacramento recibido, y que respondan siempre con una nueva ilusión a los incesantes deberes de su ministerio, en orden a tu Cuerpo Eucarístico y a tu Cuerpo Místico.
Dales un corazón nuevo, siempre joven y alegre. Ven oh Espíritu Santo y da a nuestros sacerdotes, discípulos y apóstoles de Cristo Señor, un corazón puro, capaz de amarle solamente a Él con la plenitud, el gozo y la profundidad que sólo Él sabe dar, cuando constituye el exclusivo y total objeto el amor de un hombre que vive de tu gracia. Dales un corazón puro que sólo conozca el mal para denunciarlo, combatirlo y huir de él; un corazón puro como el de un niño, pronto al entusiasmo y a la emoción.
Ven o Espíritu Santo, y da a los ministros del Pueblo de Dios un corazón grande, abierto a tu silencio y potente Palabra inspiradora; cerrado a toda ambición mezquina, a toda miserable apetencia humana; impregnado totalmente del sentido de la Santa Iglesia las dimensiones del mundo; grande y fuerte para amar a todos, para servir a todos, para sufrir por todos; grande y fuerte para superar cualquier tentación, dificultad, hastío, cansancio, desilusión, ofensa; un corazón grande, fuerte, constante, si es necesario hasta el sacrificio, feliz solamente para palpitar con el corazón de Cristo y de cumplir con humildad, fidelidad y valentía la voluntad divina.
Amén
(Pablo VI).